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Mostrando entradas de marzo, 2012

¿Enciendo el latido?

Una enorme lluvia de emociones se apodera del interior en el que respiro. La causa lleva nombre, lleva rostro, lleva un amparo especial. Brota mi exaltación como látigo en castigo. No tengo tiempo, lo sé; se me ha escapado tal personaje pero siento que no puedo respirar como antes. Ver sus ojos y sentir un impulso. Sentirle cerca y escuchar su respiración. Poder rozar su mejilla con cariño. Nada podría sentirse  mejor que eso, hasta que llega la vena punzante del titubeo y el temor. Aconsejo a mi boca que no esboce sonrisa alguna; pido a mi mente que deje los recuerdos esparcidos por mi habitación; enciendo el latido de un corazón que se desespera; observo un vaho incoherente a través de mi ventana; sostengo en temblor papel y lápiz; la luz no ayuda, el sentimiento apremia, la razón me invade y el calor comienza a entrar en mí. Tuve un instante que pude haberlo hecho durar pero, en vez de ello, lo hice desvanecerse de la culpa. Me pesan los pensamientos y tengo podrido el sen