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Mostrando entradas de 2019

Te quiero

Abríase como garganta ahogada y sus cánticos emanaban del alma plácida que, sin lacerante incertidumbre de desasosiego, flotaba ya en ensueño lejano. Viendo pasar su coraje delante empuñó palabras y verdades mientras que sus expresiones invadían a los ojos oscuros que tenía en frente. Díjole te quiero, abrupta y atrevidamente. Sostuvieron sus miradas y siguieron contemplando las realidades cruzadas de ambas.

Mi fantasma

Es el fantasma de tu voz, de tus senos. Es el fantasma de tus besos, de tus caricias. Es el fantasma de tu sexo, de tu mirar. Es el fantasma en el que te convertí, lo que atormenta mi existencia.

Cura para el olvido

Es el viento el que enfría mi ser y achaca mis motivos. Son los recuerdos amargos de un pasado feliz los que secan mis labios. Hay tres corazones que no fueron elegidos y van agotando sus latidos. Dicen que la cura de todo es el tiempo implacable que camina entre nuestros cabellos, mientras acaricia las nubes en el cielo que ya no es azul. ¿Y dónde está? ¿Y cuál es? ¿Y cómo se reconoce la cura para el olvido?

Lo que azota

Mis palabras se mueven fuertemente por oleadas de sentimiento que azotan mi carne. Hoy me azota el dolor. Pero debí tener tantas palabras escritas cuando me azotaba tu amor. Ahora que no te tengo y me invade una angustia infinita, brotan de mis dedos palabras de tinta. Palabras que debo crucificar en el silencio que ha dejado tu partida.