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Culpable

Me deleito al viento escuchar, tu nombre pronunciar
mientras el muy travieso me propone el mismo juego una vez más,
para llevarlo a cabo en el crepúsculo porque el condenado sabe
que es ahí cuando tu aroma me confunde más,
impregnando mi imaginación y llegando a lo más hondo
mientras comenzamos de nuevo a jugar.
El vaivén de mis suspiros es lamentablemente nítido,
su ráfaga nota mi cansado nerviosismo consumiendo lentamente mis manos,
dejándolas bañadas en el sudor exhausto que
locamente más intriga satisfacción me hace despojar
cuando este viento me permite imaginar el atrevido movimiento de tus labios al hablar;
lo siente mi corazón, lo proyecta mi mente,
por eso en este entretenido juego otra vez voy perdiendo.
Junto a mi ventana estoy esperando que siga su turno y resople de alegría,
viento corrupto que en mis manos se escabulle,
robándome el secreto del silencio,
quitándome despacio la respiración para seguir ganando,
huyendo a frías risotadas por predecir mi debilidad.
Y aún así ambos sabemos que soy yo siempre culpable,
por permitir descaradamente soñarte,
mostrándole mis más grandes deseos,
insinuándole que traiga a mí tu delirante perfume natural
y a cambio le prometo jugar unas cuantas partidas
que él sabe va a ganar, por eso esta es solo una noche más,
en la que culpable de nuevo volverá a llamarme
y desvergonzadamente seguirá visitándome,
hasta que me quede sin el último aliento para como recompensa darle,
al haber estrechado las manos y un trato haber supuestamente cerrado.

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